“Pasión de los fuertes” (1946), de John Ford

Pasión de los fuertes es el título con el que se conoce en España a “My Darling Clementine”, un western dirigido por John Ford en 1946. El título original está tomado de una canción tradicional que suena al comienzo y final de la película, y que sirve de leitmotiv en la banda sonora. Algunas de las grandes películas de Ford ya han sido comentadas en esta página: La diligencia (1939; aquí), Centauros del desierto (1956; aquí), El hombre que mató a Liberty Valance (1962; aquí).

Considerada como una de sus obras maestras, narra parte de la conocida historia de Wyatt Earp que culmina con el famoso tiroteo en O. K. Corral, entre las familias Earp y Clanton, a las afueras de Tombstone, pequeña localidad de Arizona donde se desarrolla el grueso de la acción. El guion se realizó a partir de una biografía del protagonista publicada en 1931, escrita por Stuart N. Lake.

La película cuenta con la participación de Henry Fonda (el sheriff Wyatt Earp), Victor Mature (el jugador y médico retirado, John “Doc” Holliday), Walter Brennan (como patriarca de los Clanton), Linda Darnell (la cantante Chihuahua) y Cathy Dawns (como la enfermera Clementine Carter), en los principales papeles.

La película está rodada en un formato “cuadrado” (1.37:1) con el que Ford consigue captar la monumentalidad de los paisajes, del grandioso y muy querido por él Monument Valley. Esta película es anterior a la aparición en la década de los 50 de esos sistemas de pantalla rectangular (1.85:1) propios del Cinemascope, Vistavision o Panavision que querían hacer la competencia “espectacular” al nuevo invento que era la televisión que, por aquel entonces, era también, de pantalla muy cuadrada. Esto tiene su importancia argumental porque el Tombstone retratado es la última población del territorio colonizado en esa zona, en medio de extensas llanuras, lo que exige un encuadre y una fotografía muy estudiadas para captar el carácter majestuoso de los paisajes.

Tratamiento mítico de la historia

La historia de la familia Earp, su papel en Tombstone (“lápida”), y el mismo tiroteo (un 26 de octubre de 1881) fueron muy diferentes a lo visto en la película. La biografía citada, escrita dos años después de la muerte de Wyatt Earp, basada en sus propios testimonios, se reconoce como legendaria. A Ford, está claro, no le interesa la historia real, sino la leyenda, el mito, que se creó a partir de esos hechos.

Es un juicio común el considerar que el retrato histórico presentado por las películas del período clásico del western no es fiel a lo que pasó. A partir de 1970, grosso modo, el cine empieza a revisar ese tipo de lecturas presentando una historia más gris, menos heroica, donde el papel de dominación hacia los nativos, la conducta poco heroica de muchos de los colonos, van formando parte del argumento de muchas películas.

Esto habla de lo que parece ser una dinámica común de los pueblos. La mitología, la literatura clásica con sus epopeyas y demás géneros épicos, se une a la labor de los políticos, y a la de los mismos libros de historia que, juntos, van forjando un relato histórico que tiende a ennoblecer los orígenes de la comunidad histórica. En esos orígenes siempre hay elementos de violencia indebida que muchas veces se quieren eclipsar. La razón principal de esta dinámica es el considerar que la nobleza del origen legitima, o eso parece, tanto el presente y sus proyectos como el papel histórico de los pueblos, de las comunidades políticas. 

Esa tendencia a ennoblecer los orígenes ocultando lo cruel y vergonzoso explica la inclinación a mitificar el pasado afirmando, de los primeros moradores, su papel en el origen y destino de la nueva nación que se está forjando. En un pueblo de historia tan reciente como los Estados Unidos, la mitología clásica no tiene lugar, pero sí cierto tratamiento mítico del pasado

Algunos mecanismos del tratamiento mítico de la historia.

  • La figura de los pioneros, de aquellos que inician la exploración y conquista de nuevas tierras, tiene un papel relevante: se arriesgan ante lo desconocido, afrontan peligros imprevistos. Afrontar lo desconocido, aventurarse por tierras ignotas es una característica común presente en diferentes culturas y tiempos. Siempre hay personas dispuestas a ello. 
  • Si todo ello está acompañado de la idea de cumplir una misión histórica, como lo es la doctrina del Destino Manifiesto (según la cual la expansión hacia el Oeste era algo beneficioso no solo para el país, sino para la civilización occidental, al expandir sus valores), la labor pionera puede llegar a considerarse no solo algo heroico, sino fundacional. 
  • En este contexto, a la hora de relatar estos acontecimientos, se ennoblecen las conductas, incluso se pueden caracterizar algunas destrezas y habilidades como cualidades legendarias… 
  • Y, sin ánimo de ser exhaustivos: si se vincula la nueva tierra por explorar (“nuevo mundo” para los europeos) con la idea de paraíso que se puede reconquistar, la idea del nuevo origen se intensifica. Thomas Cole (1801-1848), un pintor de la época, representa los majestuosos paisajes como tierra salida directamente de la mano de Dios creador ofrecida a los conquistadores.

En Pasión de los fuertes, la ciudad de Tombstone se describe como una población en construcción, en crecimiento (inauguran el campanario de la futura iglesia…). Parece ser una población fronteriza con un terreno que todavía no está colonizado. El carácter pionero, de origen y fundación, de conquista, está muy marcado todavía en esta zona.

Opuestos que luchan, opuestos que se complementan

Es una constante en las artes narrativas el juego de polaridades, de contrastes, de lucha. Los elementos opuestos mantienen entre sí una referencia mutua entre los que se da una tensión, convirtiéndose en un elemento dramático de enorme importancia. En obras visuales, como la pintura y en el mismo cine con su fotografía, se dan los contrastes de luz/oscuridad. El expresionismo en el cine jugó con los contrastes acusados, recurso presente en esta película. Al dinamismo creado por la tensión del contraste se puede unir la complementariedad de los opuestos en la que cada uno de los elementos se define en referencia al otro.

Pasión de los fuertes utiliza el recurso de una fotografía algo expresionista. A la vez, y sobre todo, presenta a los personajes formando parejas de opuestos. Como señala Robert P. Pippin en su estudio sobre el western (Hollywood Westerns and American Myth. The Importance of Howard Hawks and John Ford for Political Philosophy, 2010), estos contrastes son una característica presente en el western clásico:

Muchos westerns giran en torno a un par de personajes que parecen ser las dos caras del personaje heroico, o de cualquier personaje heroico: una cara violenta, extralegal, «elemental», y una cara domesticada, respetuosa con la ley. Una versión familiar de esto: la prostituta y la chica buena: Dallas y la esposa embarazada del ejército, la Sra. Mallory, en Stagecoach; Chihuahua y Clementine en My Darling Clementine; y especialmente Helen Ramirez (Katy Jurado) y Amy Kane (Grace Kelly) en High Noon.

A esta enumeración de personajes femeninos, se puede añadir, en esta misma película, a Wyatt Earp y a Doc Holliday. Los dos se presentan al principio como personajes fuertes, dotados de personalidad. El contraste se intensificará cuando se revele de forma clara la entereza y serenidad de Earp que se opone al carácter vehemente y excesivo del doctor, unida a una gran vulnerabilidad física y emocional. Su antagonismo se transformará al final en una alianza, en la que el doctor casi desaparecerá ante la superior grandeza de Earp. Pareja que recuerda a esa otra (Stewart/Wayne) de El hombre que mató a Liberty Valance (Ford, 1962). Son ejemplos de un uso tradicional que se ha presentado de muchas formas:  rico/pobre, gracioso/aburrido, viejo/joven… Opuestos que luchan, opuestos que se complementan.

El gran antagonismo en Pasión de los fuertes es el que se da entre las dos familias, los Earp y los Clanton, un antagonismo representado de forma maniquea y simple: muy buenos y muy nobles, los unos; muy malos y traicioneros los otros (el padre de los Clanton matará por la espalda a uno de los Earp). O sea, el antagonismo del bien y del mal, como el de una oposición neta entre la luz y la oscuridad.  

Un inciso. Con este comentario no quiero dar a entender que no existan acciones buenas y acciones malas. Creo que el bien puro, el de la generosidad desinteresada en favor del que lo necesita, por ejemplo, existe; así como el cuidado tierno de lo vulnerable, la lucha por la justicia en circunstancias difíciles… También existen las acciones malvadas de personas profundamente egoístas a las que le resulta indiferente la suerte de los demás, el comportamiento de personas que son capaces de hacer un daño cruel para conseguir alguna ventaja, aunque sea nimia y ocasional. Por otro lado, una presentación simplista, aunque sea históricamente falsa, tiene el valor de una presentación clara de valoraciones morales que ayudan en una educación moral. Esa presentación también puede estimular ideales, tan necesarios en una vida que quiera alcanzar metas mayores. Pero, es verdad: si se pudiese compaginar todo esto con el necesario espíritu crítico sobre relatos simplistas que expliquen, por otro lado, que la vida humana y social está muy llena de “grises”, que en las personas muchas veces se da una mezcla de motivaciones…

Otros contrastes no son tan claros en esta película. Hay una escena, casi al comienzo, en la que un indio borracho crea un gran peligro al disparar su pistola. Wyatt lo consigue reducir y así se hará cargo del puesto de sheriff. Pero, ¿por qué un indio y no alguien como ellos, cualquier persona pendenciera? La presentación del personaje Wyatt Earp hubiese funcionado igualmente. Sin embargo, la polaridad se establece entre el indio nativo, ya vestido de forma occidental, y los de casa. Curiosa polaridad, habiendo echado a los nativos de sus tierras hasta convertirlos en extranjeros en su propia casa. ¿Se puede decir que es un recurso de Ford para criticar el racismo de sus contemporáneos? Podría. Pero es tan poco claro, que no creo acertada ni la crítica posible, ni su supuesta denuncia.

Y otra oposición más. Para Wyatt Earp, en su opinión, el enfrentamiento final no es su responsabilidad como sheriff, sino algo que debe hacer como familia, como hermano de asesinados por los de la otra familia. En esta algo extraña toma de postura, se produce la oposición. O sea, la oposición entre la ley que rige el comportamiento del grupo, y que deben hacer cumplir tanto la policía como la judicatura, que aquí no aparece, y la venganza que ejerce la víctima, venganza que tiene en sí misma inserta la idea de una cierta equivalencia y, por lo tanto, la apariencia de una forma de justicia (te hago lo que me hiciste). Es la polaridad entre justicia y venganza cuya línea de separación a veces es difícil de señalar. Esta dificultad es la que se ha tenido en cuenta para introducir la idea de una tercera persona, añadida a la víctima y la ofensora, para garantizar tal distinción.

Final

Una película dinámica. A la historia principal se añaden pinceladas de historias de amor, llenas de dificultad por un lado, y de torpeza tímida por otro. O esa otra en la que un actor borrachín interpreta a Hamlet ante un auditorio propio de saloon. Alguna persecución, mucha música… Todo bien hilvanado en un excelente guion que hace una buena presentación de muchos detalles, de varias pequeñas historias, dando muchas pinceladas de una forma de vida que ya había desaparecido cuando se hizo la película.

image_pdfCrear PDF de este artículoimage_printImprime el artículo

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio