Algunos rasgos del cubismo según Juan Gris (y 2)

Continuamos la reflexión sobre las características del cubismo como estilo siguiendo, sobre todo, las indicaciones de Juan Gris (1887-1927), uno de sus máximos exponentes quien, en su corta vida, exploró nuevas posibilidades de esta manera de pintar iniciada por Braque y Picasso y sobre la que reflexionó en diferentes escritos, tanto para ser publicados por revistas especializadas, como en sus cartas. Sigo dos referencias bibliográficas.

La más importante, el libro publicado por la editorial Acantilado en 2008 en la que se recopilan  458 cartas junto a unos estudios que el pintor publicó en vida (las citas de Gris de esta entrada provienen de aquí). La segunda, el libro de Herschel B. Chipp, Teorías del arte contemporáneo. Fuentes artísticas y opiniones críticas, Akal, 1995 (original de 1968), donde se encuentran muchos textos de las diversas corrientes pictóricas del siglo XX. Las citas, más allá de Gris, provienen de aquí.

En la entrada anterior citaba dos características básicas del cubismo: la abstracción geométrica y el peculiar tratamiento de la perspectiva que dan lugar a una descomposición de la figura con la que se rompió uno de los pilares de la tradición pictórica. Pasemos a ver un tercer elemento propio: el uso del color. Y más allá de estas tres características, la reflexión de Gris que profundiza en propiedades estéticas de fondo.

El uso del color

En sus comienzos, el cubismo renuncia al uso de los colores vivos. Tienden a ser monocromáticos. La renuncia al color no puede dejar de ser algo sorprendente en el arte de la pintura. Es, junto a la renuncia a la perspectiva, un golpe a lo más central de la tradición pictórica.

Juan Gris, Landscape with House at Ceret, 1913 (100 x 65 cms., col. privada). Fuente: wikiart

Juan Gris quería desembarazarse de esa frialdad de sus cuadros derivada de esta renuncia al color. Quería hallar la forma de incorporar al cubismo la “pincelada impresionista”. En sus paseos por el campo se admiraba de cómo la naturaleza es el ejemplo del color, de las armonías (como lo han hechos los poetas, los artistas, casi siempre). La naturaleza es la verdadera escuela del arte. Por lo visto, ese uso del color le ocasionó críticas negativas, como si Juan Gris traicionase ideales asentados. Pero lo que hizo fue profundizar hacia la síntesis tal como él la entendía. Dice Juan Gris, Carta a Léonce Rosenberg (10 de julio de 1918), ed. cit., p.204:

Ya estoy cansado de desplegar los colores de una manera fría y mecánica, y me gustaría saber dar pinceladas. Veo en el campo tonos tan sólidos y tan sabrosos de materia, y acordes tan verdaderos que tienen en sí mismo más fuerza que todas las combinaciones de la paleta con las que me gustaría trabajar. Un paseo por el campo no solo es una fuente de temas sino también de medios.

Como hemos mencionado en la primera entrada, Gris se incorpora plenamente al cubismo cuando ya está evolucionando hacia lo que se llamará “cubismo sintético”. El cubismo ya tiene algo de historia, ya va evolucionando, ya han aparecido estudios y escritos donde los mismos pintores reflexionan sobre esta manera de proceder. Juan Gris se sumará a estos esfuerzos de reflexión con una tesis fundamental: el cubismo es una estética que llega a serlo cuando se entiende como una síntesis.

El giro copernicano: la adecuación del asunto al cuadro

No es el cuadro  el que llega a coincidir con el asunto elegido, sino el asunto el que llega a coincidir con el cuadro (Nota sobre mi pintura, 1923, p. 462).

Gris comenzó a pintar pintura cubista cuando este estilo ya se desarrolló en lo que la crítica llamó “cubismo sintético”. Él mismo asume esta denominación que al final entenderá de manera kantiana. Por lo visto leyó a Kant a quien cita (sin nombrarlo) en la conferencia citada.

Para Juan Gris el cubismo no se define por ser una técnica o un procedimiento pictórico. Eso es lo que afirman comúnmente los críticos de arte, los aficionados. Y eso le molestaba. Al principio reconoce que era así, que era un procedimiento, una técnica con la que se iniciaba una manera nueva de representar el mundo. Pero cuando se desarrollan los postulados, el cubismo se convierte en otra cosa, y eso es algo que muchos no vieron. Con el paso de los años (pocos, una década) el cubismo alcanza un nivel de madurez que lo inclina hacia la síntesis donde aflora lo estético, una manera de pintar que desvela una nueva faceta del arte de la pintura, de las relaciones entre el mundo natural y el mundo pictórico. Ante la incomprensión, él respondía a las preguntas que le hacían de vez en cuando publicaciones especializadas intentando aclarar la naturaleza del cubismo.

Como ya he mencionado, para Juan Gris, el cubismo es una estética basada en el intelecto. Hay un predominio de lo racional sobre lo estrictamente visual. Parece afirmar que el cubismo es una estética inteligible porque a pesar de la distorsión, es una pintura figurativa que permite al observador reconocer los objetos pintados. En cuanto a su esencia, la mesa pintada es la misma esencia que la de la mesa real. Gleizes y Metzinger también subrayaron este carácter “conceptual” como opuesto a la realidad visual en su libro Du cubisme de 1912. Y como dice Apollinaire:

El cubismo se diferencia de la antigua pintura porque no es un arte de imitación, sino de pensamiento que tiende a elevarse hasta la creación. (Manifiesto VII).

La estética cubista, por lo tanto, afirma según Gris dos cosas: es una estética del intelecto y es una estética sustancial. La realidad de las cosas es pensada, y ese pensamiento es el origen del cuadro.  La representación cubista no transforma la esencia de las cosas, no cambia la esencia, no las convierte en otro tipo de ser al reformarla en el cuadro.

Juan Gris, The Musician’s Table, 1926. Fuente: wikiart

Pero afirmada esta identidad de esencia entre la mesa pintada y la mesa real, afirma la diferencia entre mundo pintado y mundo natural. Esta va a ser una afirmación determinante. La identificación entre los mundos es propia del “naturalismo” que al pintar tiene que adecuar el mundo pictórico al mundo natural, debe adecuar la imagen creada a las cosas retratadas, tiene que crear una imagen que se adecúe a la cosa. El “giro copernicano” que subraya Gris, como elemento esencial de esta nueva estética es que “el asunto debe coincidir con el cuadro” y no al revés. Ya no se trata de que el cuadro debe coincidir con el asunto al hacer una imitación. Y esa será, según Gris, la aportación del cubismo como estética a la historia del arte en la que se instala.

El asunto debe coincidir con el cuadro. Lo primero, decíamos antes, es la idea, el pensamiento sobre lo real. Ese pensamiento, ese análisis, se concreta en la “arquitectónica”. En un cuadro se entrelazan dos dimensiones: la arquitectónica y la propiamente estética. El primer momento es el arquitectónico, que hace referencia a la composición, a las líneas de fuerza, a los colores, o sea, a las relaciones que se establecen entre los elementos puramente pictóricos. Esas relaciones de fuerza son la faceta matemática del arte de la pintura y es el momento de la técnica pictórica.

Juan Gris, Opinión sobre el arte negro 3 (1920), en ed.cit. p. 461:

Cézanne, de una botella hace un cilindro; yo parto del cilindro para crear un individuo de un tipo especial, de un cilindro hago una botella, cierta botella. Cézanne va hacia la arquitectura; yo parto de ella.

Juan Gris, Portrait de Madame Josette Gris, 1916 (116 x 73 cms) Museo Reina Sofía. Fuente: wikiart

El asunto (el tema del cuadro) se deducirá de la arquitectónica. El cubismo es, así, una síntesis realizada por la razón entre los elementos pictóricos que el artista estudia en el mismo lienzo, y que juegan un papel a priori respecto de la observación. Esos elementos pictóricos señalan cómo debe ser representado lo visto adecuando lo visto a los elementos pictóricos.  El resultado es una deducción a partir de los elementos pictóricos, “expresión de las relaciones entre los objetos mismos” (1924, p.402). En Notas sobre mi pintura, 1923 (p. 462 ed. cit.):

Digo que es deductivo porque las relaciones pictóricas entre las formas coloreadas me sugieren ciertas relaciones particulares entre elementos de una realidad imaginativa.

Juan Gris repite: el cubismo no puede reducirse a una técnica, a un procedimiento. Si se entiende así, sería un ejemplo de arte decadente como ha habido otros en la historia. Hay decadencia cuando se da un predominio de la técnica sobre la estética.

Por otro lado, Juan Gris señala el papel de la individualidad en la realización de esta síntesis. “Cada uno debe pintar como cada uno es” (1915, p. 87). La claridad, el talante matemático es más acorde con ciertas personalidades que con otras. Juan Gris reconoce la impronta de la personalidad del artista. Es una idea que no desarrolla, pero sí que reconoce como importante.

El cubismo es un espíritu

El cubismo es una estética que es el resultado de un estado de espíritu muy profundo y muy humano y muy de su época (1918, p.214).

Gris comprende que toda estética está unida a un espíritu de época que la hace posible y que la manifiesta. Hay épocas definidas por un espíritu religioso, otras por la necesidad de sensualidad, otras por el espíritu científico. Cada época, como dice en la conferencia de 1924, influye con sus inquietudes particulares. Los medios de la arquitectónica son constantes, lo que cambia es el espíritu de cada época.

Juan Gris no concreta ni profundiza en el análisis del espíritu de esta época. No es un teórico de la cultura, es un pintor que se mantiene fiel a unos postulados en los que quiere profundizar. Profundizar no será solo desarrollar el estilo cubista, sino reflexionar sobre él para intentar hacer comprender que es un estilo, síntesis de estética y técnica, que ya se ha incorporado a la historia de la pintura en cuanto que ofrece una estética, elemento esencial de este arte.

Juan Gris, Open Window with Hills, 1923 (73 x 92 cms.; col. privada). Fuente: wikiart

La abstracción geométrica, la eliminación de la perspectiva, el uso del color que va del monocromatismo al estudio de las relaciones entre los colores que recuerda a los posteriores análisis de Kandinsky… Y, sobre todo, la deducción del asunto a partir del cuadro, de la arquitectónica, verdadera aportación del cubismo como estética a la historia del arte, reflejo de un espíritu de época.

Tanto el impresionismo como el cubismo ponen de manifiesto el carácter de imagen de la pintura. Siempre se ha sido consciente que la pintura es una imagen. Y a veces ese carácter de imagen se ha convertido en tema de cuadros donde se pinta el pintar, donde se proponen ingeniosos acercamientos a la ilusión de los cuadros.

La aportación del cubismo es la de tratar los elementos de lo visible, la luz-color y la figura, de una manera nueva, poniendo de manifiesto que el mundo pictórico y el mundo natural son diferentes, Al tratarlos de manera diferente, al convertirlos en elementos reflexivos del mismo pintar que ofrece al espectador de manera chocante,  se aleja de la intención de representar la apariencia de las cosas. El impresionismo se acerca más a la psicología del ver mientras que el cubismo tiene como tema los elementos de lo visible que trata de manera autónoma siendo esa su gran aportación.

Eso cambiará el concepto de belleza artística tan debatido hoy. Tal vez tenga razón Apollinaire cuando afirmaba que el cubismo es un arte puro en la medida en que su medida  no es lo humano, como en los griegos, sino el infinito.

Para profundizar puede verse:

http://mediation.centrepompidou.fr/education/ressources/ENS-lecubisme2018-parcourspedagogique-college.pdf

http://mediation.centrepompidou.fr/education/ressources/ENS-cubisme/Cubisme.htm

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